El Real Madrid firmó el mejor fútbol de sus últimos años ante el PSG, presentando las credenciales del campeón de Europa que le vuelven a convertir en candidato tras una una exhibición sin premio por un grave error de Varane que resucitó al rival, con liderazgo de Fede Valverde y Zinedine Zidane reforzado en un planteamiento táctico retocado.
1. Recital de autoridad
Irrumpió con poderío el mejor Real Madrid de la temporada, de los últimos años para hacer las delicias del madridismo que despidió a su equipo en pie y con ovación cerrada, orgulloso de sus jugadores pese al empate final.
Imagen de autoridad. Agresividad, presión alta, toque con velocidad, contundencia, verticalidad, finalización continua de jugada. Todo que le buscaba Zidane lo mostró su equipo en un duelo de altura.
Fue clave el cambio de sistema del técnico francés para imponerse desde el centro del campo con la entrada de un cuarto medio. La imagen del reciente campeón de Europa está de vuelta tras un año de sombras.
2. Valverde, sin techo; Hazard se exhibe hasta la lesión
Agota los calificativos el uruguayo Fede Valverde, que no negocia esfuerzos y deja un trabajo clave para el cambio de imagen del Real Madrid. Aparece para inventar el primer gol, tocando con velocidad, lanzando un desmarque al espacio y sacando un pase de peligro, como para cortar los intentos del rival.
Es el perfil box to box que tanto demandaba en verano Zidane con Paul Pogba. Se ha hecho insustituible y tras su recital físico hasta pareció quedarse huérfano el centro del campo madridista en los minutos finales sin su presencia.
Coincidió con los momentos de caída en la mentalidad del equipo que propiciaron el empate. Tampoco estaba ya el belga Eden Hazard en el campo, a quien su exhibición con balón, siempre conduciendo con calidad, leyendo bien el fútbol y rompiendo líneas, se le acabó por una dura entrada que le torció el tobillo.
Zidane consigue de nuevo tener a todos sus jugadores enchufados. Sorprendió a todos con la titularidad de Isco en el que había calificado el "partido más importante de la temporada". No por clasificación, con todo decidido, si no por la necesidad de lanzar un mensaje con una gran imagen.
Había jugado solo 49 minutos en todo el mes de noviembre y solo en dos ocasiones fue titular. No lo pareció en el campo donde habló el mismo idioma de Hazard y Benzema, apareció entre líneas, puso criterio con el balón.
La apuesta por Marcelo sonaba arriesgada porque quedaría emparejado con Mbappé. Comenzó sufriendo pero acabó desplegando todo su potencial ofensivo, siendo arma clave en los ataques, asistiendo en el segundo tanto de Karim Benzema y recuperando una imagen que necesita el Real Madrid.
4. Benzema, letal
Comienza a acudir cada partido a su cita con el gol Karim Benzema, con nueva identidad de matador y referente goleador del Real Madrid. Por cuarto encuentro consecutivo marcó, dos tantos al PSG, que incluso pudieron ser más si no es por su amigo Keylor Navas.
Con toda Francia mirando su juego exhibió sus virtudes en el juego y en el remate para demostrar que merece regresar a la selección campeona del mundo. En ocho de los diez encuentros de la temporada en los que ha marcado lo hizo para abrir el marcador. Es la importancia de un futbolista que se ha convertido en líder, que sigue asociándose con todos pero es más egoísta en los últimos metros.
5. El regreso a casa de Keylor
El final de partido dejó una imagen llena de cariño y respeto. Keylor Navas esperó a que todos se marchasen del terreno de juego, quiso ser el último en abandonarlo, como saboreando nuevamente lo grande que es para un futbolista jugar en un escenario como el Santiago Bernabéu.
Y se marchó con aplausos a la grada que fueron respondidos con una gran ovación del madridismo. Ha pasado a la historia del club como el portero de las tres Copas de Europa y nada lo borrará. Su exhibición de paradas, hasta trece, impidió el triunfo del Real Madrid.
Fue decisivo para que el PSG llegase con vida al error de Varane, que regaló el gol a Mbappé, y la resurrección final de un equipo que mostró que puede sacar algo positivo de un partido en el que ha sido superado.