Hace sólo unos días que uno de los radares de la Dirección General de Tráfico (DGT), situado en Conxo (Santiago de Compostela) se hacía famoso, además de por ser uno de los más polémicos, por haber sido objeto de un ataque vandálico muy llamativo.
Después de que la cámara retratara al apresurado conductor, este se bajaba del coche martillo en mano y hacía pagar cara la fotografía al aparato.
Este es solo uno de los casos. No es ni la primera ni la última vez que un radar aparece destrozado, o con la cámara inutilizada por spray.
La DGT no quiere dejar pasar estos actos de vandalismo y además de prever multas con importes en función de los destrozos causados, ha decidido tomar medidas que eviten que se ataquen estos aparatos.
Acaba de hacer pública la licitación de equipos fijos de radar con el fin de modernizar la seguridad y de protegerlos lo máximo posible. No es para menos porque cada uno de ellos cuesta alrededor de 60.000 euros entre la caja la cámara y el velocímetro.
La DGT solicita cajas blindadas con tornillería de aluminio y cerradura de seguridad. La caja debe estar elevada sobre un poste metálico y debe contar dos ventanas frontales y otra lateral, para ubicar los equipos de medición.
Las ventanas de ven tener un cristal blindado de 23 milímetros de grosor y con cuatro laminados interiores de policarbonato, a lo que hay que añadir una tapa hermética para cuando no está en uso.