ETA sigue sin quitarse la capucha. Cuatro meses después de su último comunicado en el que anunciaba el final de la violencia, la banda terrorista ni se ha disuelto ni ha entregado el zulo con las armas.
Esta misma semana, la Guardia Civil ha detenido en Tolosa a dos legales de la banda, no fichados por la policía. Hace un mes, en Francia, fueron detenidos tres miembros de aparato de falsificación con documentación falsa. A juzgar por las evidencias, ETA no piensa, por el momento, despojarse de la capucha.
Mientras tanto, las nuevas franquicias políticas de los terroristas han centrado su estrategia en la situación de los presos de ETA a quienes califican como presos políticos vascos. La consigna es: sin amnistía no hay paz. La banda insite en la derogación de la Doctrina Parot, que tan buenos resultados ha dado a la lucha anti terrorista.
En estos cuatro meses, ni ETA ni batasuna han incorporado a su lenguaje los términos perdón y arrepentimiento, incluso pretenden comparar a los verdugos con las víctimas, una realidad que ha podido constatar sobre el terreno este programa y que humilla a las víctimas del terrorismo.