No fue titular Joao Félix ni marcó Luis Suárez, sino Ángel Correa, el más decisivo de todos del duelo pendiente entre el Atlético de Madrid y el Sevilla, que otorgó al equipo rojiblanco el honor de ser campeón de invierno 25 años después y la confirmación de que ahora no hay más favorito que él a la Liga, rubricada por el 2-0 de Saúl Ñíguez en el tramo final.
Por su liderato y por su ventaja: cuatro puntos al Real Madrid, segundo; siete al Barcelona, tercero; o nueve al Villarreal, cuarto, con dos partidos menos disputados por el Atlético que todos ellos. Al Sevilla, su adversario, lo aleja a once, con el equipo madrileño con un duelo menos que él al borde del ecuador.
Ahí figura el Atlético como el mejor de todos, porque demuestra una pegada que no tenía en cursos cercanos, que quizá diferenció el triunfo del empate este martes contra el Sevilla, pero también por su ambición, por su regularidad, por su equilibrio y porque lucen en su recorrido 12 victorias en las últimas 13 jornadas del torneo.