Si la escoliosis se manifiesta con curvaturas de desviación de la columna superiores a los 25 grados, “entonces –afirma Isabel Guijarro, fisioterapeuta, técnico en Ortopedia y profesora de Fisioterapia en la facultad de Medicina de la universidad CEU San Pablo— recurrimos a los corsés. No todos los corsés son iguales y en esto debemos avanzar hacia una mayor personalización y debe ser concebido y elaborado individualmente, así como sometido a un seguimiento periódico que permita adaptarlo a los cambios físicos del paciente”.
Con frecuencia oímos que, para complementar la acción de los corsés, conviene la práctica de deportes sin apenas impacto, como la natación. No obstante, nuestra especialista fisioterapeuta advierte que “la natación tiene sus ventajas, pero no siempre es efectiva en la corrección de la escoliosis”.
En casos en el que el crecimiento del paciente ya está muy avanzado o en los que se observa una progresión de la escoliosis a pesar de la terapia con corsé, se suele tener que recurrir a la cirugía.