La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha asumido su responsabilidad por haber nombrado a Francisco Granados, detenido en una operación contra la corrupción, como alto cargo tanto de la Comunidad de Madrid y del partido y ha pedido perdón a los ciudadanos y a los militantes.
En una rueda de prensa en la sede del PP, Aguirre ha asegurado sentirse "abochornada" tras conocer la detención hoy de Granados y otro medio centenar de personas, entre ellas seis alcaldes madrileños y el presidente de la Diputación de León, acusadas de formar parte de una trama de corrupción que en los últimos dos años pudo adjudicarse contratos por 250 millones de euros.
La Operación Púnica, dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco y la Fiscalía Anticorrupción, se ha saldado de momento con la detención de 37 implicados y la imputación de otros 14, todos ellos ediles, funcionarios y empresarios de la construcción y de empresas de servicios energéticos, acusados de cobrar y pagar comisiones ilegales a cambios de adjudicaciones.
"No puedo, ni quiero, eludir la responsabilidad que me corresponde en los nombramientos de Granados", ha dicho Aguirre, quien ha explicado que nunca tuvo "la menor sospecha" sobre el comportamiento del exconsejero de la Comunidad de Madrid, al menos hasta que perdió la confianza en él hace tres años.
La dirigente popular ha indicado que podría excusarse "en la coletilla de la presunción de inocencia", pero "los ciudadanos están hartos de excusas" y "del espectáculo de corrupción que se encuentran cada mañana en los periódicos y los medios de comunicación".