Investigadores del Hospital General Universitario Gregorio Marañón han descubierto que la molécula cilastatina es capaz de frenar la expansión del fracaso renal agudo, producido por la toxicidad que originan muchos fármacos utilizados en la práctica clínica.
Se trata de una complicación que padecen el siete por ciento de los pacientes hospitalizados, y entre el 36 y el 67 por ciento de los enfermos críticos, y que provoca que se alarguen las ingresos hospitalarios, se multipliquen por tres los costes sanitarios, se perjudique la calidad de vida del paciente y que, incluso, se lleguen a reducir los ciclos de los tratamientos que pueden salvar la vida de un paciente.
Y es que, la mayoría de los fármacos se eliminan por el riñón, ocasionando en muchas ocasiones un fallo renal que puede derivar en trasplante y posterior diálisis. Los medicamentos que más toxicidades provocan en el riñón suelen ser los citotóxicos (utilizados para el cáncer), los inmunosupresores (para los trasplantes), los antibióticos o los usados para el tratamiento del VIH.