María Jiménez Gallego siempre quiso ser artista pero la necesidad la hizo ponerse a trabajar muy pronto limpiando casas para poder ayudar a su familia.
Años más tarde, cuando su carrera artística empezaba a despegar, se quedó embarazada convirtiéndose en madre soltera de una niña llama Rocío.
Pero eso no la detuvo y, con la ayuda de sus padres, pudo trasladarse fuera de su ciudad para conseguir sus sueño que comenzó en un tablao flamenco.
De cantar y bailar en algunos locales, pasó a brillar encima del escenario convirtiéndose en una de las artistas más importantes de nuestro país.
Además de cosechar éxito profesional, también lo consiguió en el terreno sentimental al lado de Pepe Sancho, hombre con el que compartió más de veinte años de su vida, aunque su relación terminó en los Tribunales.