Llega el verano y empiezan a ponerse en marcha los aires acondicionados. Los más frioleros son más reticentes a encender el aire, mientras que otros siempre claman tener calor.
Para controlar el consumo energético y buscar un punto de consenso, Italia ha limitado la calefacción y el aire acondicionado en edificios públicos: en invierno la temperatura no puede ser superior a los 19 grados y en verano tiene como mínimo los 25 grados.
En España, no hay verano sin discusiones en las oficinas. El 60% de los trabajadores asegura que en su puesto de trabajo se generar problemas de convivencia y conflictos entre sus compañeros por la temperatura. En general, los hombres prefieren bajar el termostato, mientras que las mujeres prefieres una oficina más cálida.