Llenar el carrito de la compra se hace cada vez más difícil. Los precios de la carne se han disparado en los supermercados. El pollo, en un año, se ha disparado más de un 13%, el cordero un 11,5% y el cerdo un 7,2%.
La invasión a Ucrania, la falta de materias primas y la subida del precio de los cereales, la luz y la gasolina han cambiado las reglas del juego y han incrementado los precios de la carne.
La subida es perceptible cuando vamos a la carnicería o al supermercado. Sin embargo, los ganaderos se quejan porque no están recibiendo más dinero. Pagamos el kilo de pollo, de media, a 3,20 euros. Los precios desde que la carne sale de la granja, hasta que llega a los lineales de las tiendes, aumenta un 160%. Y mientras que los costes para los productores no paran de subir, estos no reciben ese aumento en la producción.
Los expertos recomiendan a las familias evitar los productos que se han disparado, buscar alternativas, o comparar entre establecimientos.