Un hombre del Renacimiento, un magnetismo arrollador, belleza sin paliativos. Así definen el poder de atracción de un Miguel Bosé que, en sus genes, lleva el porte torero y la fotogenia italiana. “Era una de las personas más guapas que he visto en mi vida y tenía un encanto increíble”, dice el periodista Carlos Ferrando.
“Muy atractivo en todos los sentidos, no solo físicamente”, cuenta la actriz Ana Arias, que recuerda que su madre “estaba loca por él. Era fanática, le gustaba muchísimo y en mi casa siempre ha habido Miguel Bosé por mi madre. Había un póster en la habitación. Para ella era el hombre más guapo del mundo”.
Con Miguel Bosé el fenómeno fan eclosionó en nuestro país, como explica David Summers, líder de Hombres G: “Un ídolo de fans con las niñas totalmente locas detrás de él. Mi novia estaba loca por Miguel Bosé. Tenía posters y fotos suyas en el cuarto”.
Para acompañar a su físico arrollador, el entorno de Miguel le impuso unos estilos para hacerlo más atrayente si cabe, como desvela el periodista música José Ramón Pardo: “Incluso le aliviaron la voz. Es decir, le obligaron a cantar más agudo para que no sonara tan adulto”.
El poder de atracción de Miguel arrasó incluso con los tabús de la España de los setenta, lo que le convirtió en un transgresor de la época. “A las chicas las tenía enamoradas. Y a muchos chicos también”, explica el periodista musical Javier Adrados. “Si ya era transgresor decir que te gustaba Mecano, imagínate Miguel Bosé”, cuenta el periodista, que recuerda que escondía los discos de Bosé cuando salía de la tienda para que no le llamaran “maricón”.
Sus fans no entienden de edad ni de sexo. Y es que Miguel tiene la capacidad de gustar a todos: adolescentes y adultos, hombres y mujeres. Todos rendidos a su sex-appeal. Una capacidad de seducción que hizo que apareciera habitualmente en las revistas y que se le atribuyeran innumerables relaciones sentimentales.