Es para muchos la mejor película de la historia del cine. La historia de Charles Foster Kane, en la vida real William Randolph Hearst, el gran magnate de los medios de comunicación de los años treinta y cuarenta. Un hombre que partió de posiciones idealistas pero que se convirtió en pura codicia y ambición. La última palabra que Kane dijo en su lecho de muerte será motivo de investigación de un reportero que buceará en la vida del empresario a través de charlas con sus amigos, enemigos o amantes. Su guión fue recibió Óscar en 1941, el único que obtuvo Orson Welles. Guión, enfoque, efectos especiales... todo fue revolucionario en esta película.