Lo de este pobre mendigo es auténtica bondad. Ante los sollozos de su compañero de banco en el parque, le da ánimos, empatiza con él y le ofrece un hombro sobre el que llorar. Y es que el drama de aquellos que pudieron disfrutar de las Tarjetas Black y ahora no pueden gastar dinero alegremente, no es comparable a nada en este mundo