Katalin Karikó: "Necesitamos más jóvenes científicos para continuar nuestra labor"
- La bioquímica húngara consiguió sintetizar el ARN mensajero en 1984, un hallazgo decisivo para desarrollar la vacuna contra la covid-19
- "En el corazón es donde tenemos la tecnología más avanzada, ya con ensayos clínicos en fase dos"
Katalin Karikó es una de los "siete magníficos" que han protagonizado el acontecimiento más importante en la historia reciente de la ciencia. La investigadora húngara ha sido galardonada, junto a Drew Weissman, Philip Felgner, Uğur Şahin, Özlem Türeci, Derrick Rossi y Sarah Gilbert, con el Premio Princesa de Asturias, por su importante labor en la obtención de vacunas eficaces para luchar contra la covid 19, en un tiempo extraordinariamente corto.
“Me siento abrumada. Hay muchos científicos que llevan trabajando años en este campo"
Son los héroes del momento, pero Katelyn Karikó celebra el reconocimiento con humildad: “Me siento abrumada. Hay muchos científicos que llevan trabajando años en este campo; soy una de miles que han contribuido a ello y estoy muy agradecida a todos los científicos de los que he podido aprender”, explica la bioquímica en Madrid Directo de Onda Madrid.
Karikó consiguió sintetizar el ARN mensajero en 1984. Un año después se trasladó a Estados Unidos con el objetivo de crecer en la investigación de esta nueva tecnología que, en un principio, las grandes empresas del sector consideraban muy arriesgada para invertir.
No fue hasta 2018 cuando BioNTtech y Pfizer comenzaron a trabajar con ARN mensajero en el virus de la gripe y, de repente, llegó la pandemia de la covid-19. Desde entonces, las primeras vacunas contra el nuevo coronavirus estuvieron listas en un tiempo récord.
A día de hoy, el 90% de la población española tiene al menos un dosis y el 88% han recibido la pauta completa. En nuestro país, el CSIC trabaja en varios candidatos que utilizan la técnica del ARN mensajero.
¿DESAPARECERÁ LA COVID-19?
Desde la aparición del nuevo coronavirus, los científicos han tenido que hacer frente no solo a la celeridad de la propia investigación, sino también a las muchas incógnitas sobre la naturaleza del virus, su propagación, sus efectos en la salud, la eficacia de los tratamientos… Ahora se enfrentan a la pregunta clave: ¿Desaparecerá la covid-19 en algún momento?
"No tengo una bola de cristal, pero yo espero que el virus desaparecerá si todos tomamos la vacuna"
“No tengo una bola de cristal”, responde Karikó, “pero lo que sí es seguro es que si la gente se vacuna hay menos posibilidad de que el virus se propague. Yo espero que el virus desaparecerá si todos tomamos la vacuna”, asegura.
Isabel Sola, investigadora del CSIC: "Lo que nos está haciendo ganar la batalla contra el virus es la inmunidad"
La tecnología del ARN mensajero era prácticamente desconocida para el gran público antes de la pandemia, pero su aplicación va más allá del coronavirus. “Hay muchas aplicaciones del ARN en medicina. La comunidad científica lleva tiempo trabajando con ARN mensajero en distintas vacunas, como la de la malaria, pero el público no era consciente de que se estaba desarrollando”, dice Karikó.
EL CORAZÓN, EN EL CORAZÓN DEL ARN MENSAJERO
Los primeros proyectos que utilizaron la tecnología del ARN mensajero se desarrollaron con pacientes de enfermedades coronarias. “En el corazón es donde tenemos la tecnología más avanzada, ya con ensayos clínicos en fase dos. Se ha inyectado ARN mensajero en el corazón de pacientes que han sufrido ataques cardiacos y ha aumentado el flujo sanguíneo”, explica la premiada.
Aumentan con la Covid las muertes por infarto
La lucha contra el cáncer es otro de los campos de la investigación científica donde tienen puestas muchas esperanzas con el uso del ARN mensajero. “Ahora estoy trabajando en programas de oncología, inyectando ARNm para identificar tumores en pacientes con melanomas y combatir así la metástasis”, explica Karikó.
Sin embargo, los resultados de las investigaciones oncológicas todavía tendrán que esperar: “Una vacuna contra los virus es más sencillo que con el cáncer o la malaria, donde hay miles de proteínas distintas, e incluso cuando las localizas, no necesariamente son las que hacen que crezca la enfermedad”, aclara la científica.
“Aun así, tenemos una tecnología avanzada y estamos localizando las proteínas críticas sobre las que comenzar los ensayos clínicos”, continúa diciendo.
La investigación es una carrera de fondo, y de relevos, algo que Karikó conoce de primera mano. Seguramente, en aquellos lejanos años 80, cuando comenzó su trabajo con el ARN mensajero, nunca imaginó que ahora, en 2021, recibiría el Princesa de Asturias.
Al igual que ella aprendió de sus colegas, Karikó es consciente de que su investigación seguirá con las nuevas generaciones: “Necesitamos que más jóvenes sean científicos para continuar nuestra labor”.
