En el corazón de la ciudad, Casa Carola ha mantenido viva la esencia del cocido madrileño durante más de 25 años. Al entrar, el aire se impregna de un delicioso aroma a caldo concentrado, carnes y zanahorias, una invitación irresistible a disfrutar de un plato que es mucho más que una comida: es una experiencia.
Chilo, el alma de la cocina, se asegura de que cada cocido siga fiel a la receta documentada más antigua de este emblemático plato. "No hay carta, no hay otras opciones. Solo cocido madrileño, solo a mediodía y solo en invierno", afirma con orgullo.
Esta dedicación se traduce en un plato único, donde la cocina se llena de ollas que hierven a fuego lento desde primera hora de la mañana. "Creemos que hay que hacerlo despacito para lograr el punto de cocción exacto, lo que resulta en un sabor más concentrado y delicioso".
Cada día, Casa Carola prepara alrededor de 120 cocidos, siguiendo un proceso tradicional: todo menos las verduras se coloca en una olla grande, mientras que los garbanzos, previamente remojados, se incorporan para cocerse lentamente.
Este método permite que todos los sabores se integren perfectamente en el plato. La clave del éxito radica en utilizar la mejor materia prima y cocinar con cariño; además, los garbanzos son de cosecha propia, provenientes de los huertos de Valseca, lo que les otorga un tamaño ideal para absorber el rico sabor del caldo.
Una vez que el cocido está listo, la sala se prepara para recibir a los comensales. La demanda es tal que incluso la barra del restaurante se adapta para servir este delicioso manjar.
En cada mesa hay un manual de instrucciones sobre cómo disfrutarlo al máximo y responder a las preguntas más frecuentes: ¿se puede repetir? La respuesta es un rotundo sí. Y cuidado con la "maldición del babero": quienes se niegan a llevarlo puesto suelen salir con manchas garantizadas.
El cocido se sirve en tres vuelcos y no faltan acompañamientos como piparras, tomate y cebolleta. Cada elemento tiene su razón de ser: el tomate con comino contrarresta los efectos de las legumbres, mientras que la piparra y la cebolleta estimulan el apetito antes de saborear la sopa.
En Casa Carola, el cocido no solo es una comida, es una celebración de la tradición culinaria madrileña. Aquí hay cocido para rato, todo es cuestión de dejarse llevar y disfrutar.