El olor del chocolate nos lleva hasta Pinto, donde Justo Almendrote, maestro chocolatero, abre el primer hotel dedicado al cacao: 'Chocolate Boutique Hostel', un concepto disruptivo en el mundo de la hostelería.
Justo Almendrote se ha convertido en el Willy Wonka de Pinto. "Hemos conseguido un sueño. Es un hotel que es temático de chocolate con cafetería, con pastelería y con chocolate por los cuatro costados. Soy chocolatero desde que nací y así me moriré".
Dispone de un total de 22 habitaciones, la mayoría de ellas familiares, totalmente digitalizadas y tematizadas, con baño independiente y muchos servicios propios de un hotel. Por supuesto, todas ellas tienen que ver con el chocolate, de dónde viene y de dónde sale.
"Uno de los grandes culpables de que Pinto tuviese esa fábrica de chocolate fue el tren, que tenía la línea de Zaragoza a Alicante y paraba en Pinto. Así el chocolate pudo extenderse, el que se hacía en Pinto entonces, en toda España", nos cuenta Justo.
En la planta baja se encuentra el Paraíso, una chocolatería confitería donde poder disfrutar de este exquisito dulce mientras se ve al maestro chocolatero trabajar en el obrador, recreando así el entorno del cacaotero.
"Tenemos aquí un obrador para también hacer tabletas. Hacemos muses, tartas pasteles. Es una pastelería. Más aromas, más sabores, con colorcito, jugamos con ello. Mi padre decía una cosa, que me acuerdo mucho de él, que para hacer lo que hace todo el mundo te quedas en casa".
La planta primera, o del Nuevo Mundo, está dedicada a las civilizaciones precolombinas, a quienes debemos el cacao. Rendimos homenaje a las más importantes y cada habitación es diferente y está dedicada a una de ellas.
A su vez, la planta segunda, o del Viejo Continente, está dedicada a los héroes españoles que llegaron a Las Indias y descubrieron el Nuevo Mundo. Sin ellos, el chocolate no habría llegado a Europa.