Al lado de plaza de España y Gran Vía se encuentra una plaza de juzgados y de restaurantes que esconde un pasillo conflictivo. Por donde pasan miles de turistas para acudir a las tiendas y teatros está la plaza de los Cubos, pero en sus bajos una realidad bien distinta: al menos 20 personas viven sin hogar y tratan de prepararse para el frío invernal que está a la vuelta de la esquina
Sin embargo, ellos no son la razón por la que los madrileños se quejan. La suciedad, las peleas y los ruidos son producidos mayoritariamente por una discoteca que, abriendo los fines de semana, atrae a personas que organizan botellones a su alrededor.
El Samur Social acude con frecuencia a ofrecerles alojamiento, pero el proceso no es sencillo para ellos. Incluso viviendo rodeados de alcohol y peleas, es difícil escapar de su vulnerabilidad.
“Los vecinos estamos recopilando firmas”, comentan al pasar cerca de los bajos. Mientas que algunos vecinos les acusan de hacer sus necesidades en la plaza, ellos señalan que son los clientes de la discoteca, habiendo sufrido ellos mismos que mearan en sus camas. “Es donde vivimos, no queremos que vengan ratas”, argumentan.
La Junta de Gobierno de la ciudad de Madrid ha dado luz verde a la reorganización del Samur Social en dos servicios diferenciados: uno enfocado en la atención a la emergencia social y otro en el apoyo a las personas sin hogar.
Esta iniciativa, que se concreta en la aprobación de dos contratos para atender cada una de estas realidades, se realiza con el objetivo de impulsar la especialización de este cuerpo municipal en función de las necesidades de la ciudadanía