Hoy contamos la historia de terror que viven las personas que okupan el número 32 de la calle Marcelo Usera. Hasta hace unos meses todos convivían con normalidad, pero algo cambió y están aterrorizados.
Hace un año, el bloque, que pertenece a un banco, empezó a ser okupado por personas vulnerables y familias. Por aquel entonces, era gestionado por la expareja de Rosa, que fue detenida por presuntos maltratos y le fue interpuesta una orden de alejamiento, por lo que dejó de hacerse cargo del edificio.
Fue entonces cuando en el edificio se instaló un hombre violento que trapichea con drogas y que ha propiciado una paliza a Rosa y otra vecina tras una discusión, que viene siendo habitual, por la limpieza de las zonas comunes.
"Me han roto esta puerta", nos explica Rosa, que cada noche se ve obligada a atrincherarse en la vivienda poniendo tableros sobre la puerta y moviendo el sofá a la entrada por temor a lo que la pueda pasar.
Este hombre vive en un piso que ya estaba habitado, pero echó a la fuerza a las personas que ahí vivían y les robó todos sus enseres, por lo que se tuvieron que mudar a otra vivienda del edificio. "Hay mafia arriba y mafia abajo", nos dicen.
Pero no es el único. Al parecer, se ha instalado más gente indeseable, como el 'abre-puertas'. "Es día sí y día también. Su intención es meterme miedo para que yo me vaya y hacerse con los pisos", nos explica Rosa.
Subimos al cuarto piso para intentar hablar con esta persona, pero no se encontraba en la vivienda en ese momento. Llama la atención que en su puerta tiene un número de teléfono, el cual usa para que le contraten y alquilar las habitaciones del edificio por 350 euros.
Cabe destacar que los okupas que denuncian esta problemática están gestionando un alquiler social y, mientras tanto, continúan viviendo con miedo.