Una empresa ofrece un puesto de probador de almohadas por 1.200 euros al mes. Su creador nos ha explicado que lo que busca es: al mejor dormilón de España que pruebe sus almohadas, después las devuelva y rellene unos cuestionarios sobre ellas.
¿Dejarían los madrileños sus trabajos para dedicarse a "probar almohadas? Hemos salido a la calle, micro en mano, a preguntarles.