Durante unos meses, la tranquilidad había vuelto a la Plaza Arturo Barea de Lavapiés, pero la pesadilla ha regresado para los vecinos. El tráfico y el consumo de drogas, junto a la suciedad, vuelven a ser la imagen de esta plaza, la más conocida del barrio.
Los vecinos son testigos de cómo una mujer lleva durmiendo en la calle 24 horas. Al día siguiente, y a plena luz del día, han visto cómo se concentran más de una docena de hombres consumiendo estupefacientes y de cómo, minutos después, la Policía Nacional llega a la plaza para registrar uno a uno a todos ellos.
Los vecinos, cansados de esta situación, siguen con las banderas amarillas en sus balcones en repulsa del tráfico de drogas y de la okupación. "Seguimos viendo la droga, seguimos viendo completamente que la situación no ha cambiado en absoluto. En estas mismas escaleras es constante. Se pueden juntar 10, 15, 20 personas, se ponen a fumar heroína".
Según nos cuentan, consumen incluso en el parque infantil. "El rocódromo no se puede usar porque es un foco de trapicheo, de consumo y de gente pernoctando aquí". Pero eso no lo es todo. "Hay una constante suciedad, de colchones que traen, de orina, vómitos, heces fecales".
Tras las declaraciones de los vecinos, decidimos comprobar de primera mano la situación en la plaza. Ellos mismos, nos aseguran que en la zona venden mucho. "Uno quiere hachís, quiere heroína, quiere cocaína, así, se paran aquí porque sí".
Quince minutos después, dos turistas llegan a la plaza y preguntan dónde pueden conseguir drogas. Mientras esperan, el resto descubren la presencia de nuestras cámaras. "Si graban, van a tener problemas". Segundos después, los dos jóvenes se van con la persona que nos ha increpado.
Desde el Ayuntamiento nos aseguran que los servicios a personas con adicción, sobre todo en esta plaza, han aumentado un 20%, así como las patrullas tanto de la Policía Nacional como de la Policía Municipal, que también se han incrementado.