La violencia crece en las bandas latinas: tiroteos, apuñalamientos y vandalismo
Hablamos con un antiguo líder de los 'Latin Kings'
Foto: Madrid Directo |Vídeo: Telemadrid
Tiroteos, reyertas y vandalismo. La violencia de las bandas latinas en Madrid crece. El mes de enero, cinco miembros de los 'Dominican Don’t Play' disparan en plena calle a un joven de una banda rival en Usera. La réplica se dio meses después. Una gran reyerta con machetes dejaba a un menor de 14 años con una mano semi-amputada y otro de 19 años con tres puñaladas en cara y espalda.
El 6 de marzo en Villaverde, un joven de 11 años es apuñalado por más de una quincena de jóvenes. No hubo que esperar mucho para la réplica. El 14 de abril se produjo un tiroteo a plena luz del día en Ciudad Lineal. Un joven pega hasta cinco disparos ante el pánico de los vecinos.
En los últimos meses también han sido relacionados con los macrobotellones, protagonizando actos vandálicos, enfrentamientos con la policía y robos con violencia, la cual no para de crecer.
El último suceso se produjo anoche, en una reyerta con cuchillos en la estación de Orcasitas, que dejó importantes destrozos y desembocó en un joven apuñalado en Villaverde. Las bandas latinas siguen en la pugna por Madrid.
Radiografía de las bandas latinas en Madrid
Con la aparición de las redes sociales y la facilidad de acceso, la edad de incorporación a las pandillas también se ha adelantado este último año. Un total de 2.500 jóvenes pertenecen a bandas latinas en Madrid: 500 son adolescentes de entre 11 y 13 años, 1.200 entre 14 y 18 años y 800 entre 19 y 25 años.
La pandemia ha incrementado de manera muy considerable el número de jóvenes relacionados con este fenómeno social. La incorporación de chicas a las bandas igualmente registra un incremento significativo. De hecho, ya existen bandas exclusivamente femeninas.
El mosaico de armas que utilizan apenas ha variado, aunque sí la facilidad como las adquieren a través de Internet. Hay 50 grupos de 'Ñetas' y 'Lating Kings', y más de 80 de 'Trinitarios' y 'Dominican Don’t Play'.
Sus señas de identidad también han variado y ya no visten externamente prendas que les identifiquen. Ahora, estos jóvenes intentan pasar desapercibidos para no ser identificados por las bandas rivales ni por la policía.
Con la pandemia, los pandilleros han dejado de reunirse en parques, polideportivos y plazas públicas para reubicarse en inmuebles vacíos o abandonados, donde preparan sus acciones delictivas.
Robos, venta de droga y cuotas. Para pertenecer a una banda hay que pagar una cantidad de dinero a la semana, va de los 5 a los 50 euros dependiendo de la edad. Los jóvenes de 11 años pagan 5 y a partir de 19 la tarifa subo a 50 euros.
En cuota consiguen unos 185.000 euros a la semana y 9,6 millones de euros al año. Quien no contribuya económicamente recibe sanciones conforme a su rango dentro del escalafón. La peor sanción es el denominado "minuto de pared": recibir golpes durante ese tiempo por parte de tres o cuatro compañeros hasta caer al suelo ensangrentado.
Hablamos con antiguos miembros de estas bandas
Un equipo de Madrid Directo tiene la oportunidad de hablar con antiguos miembros de estas bandas, entre ellos el antiguo líder de los 'Lating Kings' tras pasar por varias cárceles y una vez alejado de este mundo.
Tenía un capítulo con 34 personas a su cargo. Asegura que las peleas se suelen organizar por territorio o venganza y que la mayoría del dinero es para tráfico de droga y comprar armas. "Para subir a ser rey tienes que ser más agresivo de lo que eras antes".
Nos cuenta que solía llevar siempre encima cada vez que salía de casa dos cuchillos jamoneros y que tenía contactos con otros miembros de su banda de otros puntos del mundo. "Ha habido veces que desde Estados Unidos han venido para acá reyes Latin Kings".
Hablamos también con una mujer que pertenecía a la pandilla de los 'Trinitarios'. Entró en la banda con 13 años y nos cuenta que a las mujeres normalmente las mandan a sacar información. Aseguran que a los menores les hacen cometer los delitos más graves, como matar, pelear o robar, ya que no tienen que cumplir condena.