Los veterinarios del zoo hacen su ronda diaria con el objetivo de tratar síntomas y dolencias, antes de que se conviertan en enfermedad. Por ejemplo, vamos al dentista con un oso malayo, buscamos el porqué de los dolores de rodilla de un koala macho, asistimos a una endoscopia a un buitre con problemas estomacales, o vemos cómo se trata una úlcera en un ojo de un tapir.