Escaleras, escalinatas y escalones que encontrarás en El Retiro
Estefanía Esteban
Para subir, bajar, sentarse, observar... Las escaleras pueden ser principio y final, o simplemente un lugar donde esperar. Tan antiguas y diferentes, útiles o simplemente decorativas. Repasamos todas las escaleras, escalones o escalinatas que podemos encontrar en el parque más emblemático y con más historia de Madrid: El Retiro.
Para dar la bienvenida
Algunas de las entradas al parque El Retiro están precedidas por una escalera sencilla que nos invita sin embargo a descubrir un auténtico paraíso. La entrada al parque por la calle Alfonso XII que llega hasta el monumento de Jacinto Benavente incluye una pequeña escalera de apenas cuatro peldaños y otro tramo más de ocho. Tras ellas, un paseo alargado y rodeado de frondosos árboles que nos indican el camino hacia el monumento y esa subida hacia el paseo de Paraguay que rodea a una fuente ornamental, salva de forma artística y sin escalones un desnivel y nos brinda un precioso mirador.
Las escaleras más visitadas
Aunque sin duda, los escalones más llamativos (y fotografiados) de todo el parque se encuentran en el monumento a Alfonso XII. Visibles desde el paseo del estanque, suele ser punto de reunión, descanso y reflexión de numerosas personas a lo largo del día. Un monumento diseñado por el arquitecto José Grases Riera e inaugurado en 1922.
Diez escalones sostienen como en un pedestal la columna clásica que sostiene la estatua ecuestre de Alfonso XII. Doce, los escalones que bajan hacia el estanque, a los pies de la estatua. Esta escalera está acompañada por cuatro sirenas y cuatro leones en bronce que miran hacia el estanque, lo mismo que todos aquellos que se sientan en alguno de los peldaños de esta escalinata.
Escalones con sorpresa
A lo largo de todo el parque de El Retiro podemos encontrarnos con pequeñas escaleras de apenas tres o cuatro escalones que nos brindan la oportunidad sin embargo de contemplar un espectáculo inolvidable. Es el caso de la Rosaleda o los Jardines de Cecilio Rodríguez.
Cinco son los escalones que encontramos al entrar en la Rosaleda. Suben a un estanque con nenúfares y una pequeña explanada con bancos donde podemos contemplar todo el jardín repleto de rosas de todos los colores y estilos.
Y hablando de jardines, entrar en los de Cecilio Rodríguez (en el Paseo de Uruguay) también puede tener su recompensa. Estos jardines, que se llaman así en honor del jardinero mayor del parque que los diseñó en 1940, es un tranquilo refugio para varios pavos reales que no extrañan ni se asustan ante la llegada de las numerosas personas que pasean junto a ellos. Por eso, al final de los tres peldaños de algunos de sus rincones más escondidos, podemos encontrarnos por sorpresa con uno de estos animales y tenemos la oportunidad de admirar sus hermosas plumas verdes y azules.
Un Palacio transparente como compañía
Descansar junto al estanque del Palacio de Cristal puede ser un excelente plan. Desde allí además se pueden ver familias de patos, cisnes y hasta tortugas.
Son apenas seis escalones pero nos dan un momento de relax y un descanso impagables. Otra escalera, menos bucólica, lleva hasta la entrada del Palacio.
El Retiro nos reserva más sorpresas a lo largo de sus 1,28 kilómetros cuadrados. Escalones sepultados en la arena que se funden con la Naturaleza, escaleras de entrada a museos que esconden auténticas joyas del arte y hasta escaleras que nos llevan a un puente de madera.
Escalones con historia, con historias, con silencios y palabras, sueños e imágenes que van sumando más y más.