Seguimos de bar en bar, y en esta ocasión visitamos a Pepe Rodríguez y a una de sus clientas que no ha quedado demasiado satisfecha por el servicio.
La cuenta no ha sido del agrado de nuestra comensal, que se ha visto obligada a pagar por usar un vaso y hasta por la música de fondo.
Aunque la sorpresa fue aún mayor cuando descubrió un pelo en su plato, y encima tuvo que pagar 50 céntimos extras por ello.