El calor no sólo nos afecta a nosotros, también lo hace a nuestros dispositivos electrónicos. Desde electrodomésticos como el frigorífico hasta el teléfono móvil o el ordenador. Especialmente, los dispositivos que tengan baterías o que estén siempre conectados a la red.
Las neveras y equipos de climatización son sometidos a una demanda extra de uso y eso dispara su consumo energético y el de sus piezas. Pero donde pueden producirse situaciones de riesgo es con los móviles, las tablets o los PCs. Equipos que pueden sobrecalentarse duranta su funcionamiento o carga.
La baterías tienden, de por sí, a calentarse en los procesos de recarga. Ahora en verano, y más con las temperaturas que sufrimos, hay que cuidar de no dejar estos dispositivos expuestos al sol o en el interior de los vehículos donde se alcanzan bastantes más grados que en el exterior.
Con los cargadores, lo mismo. Realizar esta rutina en zonas de sombra y no dejar los aparatos cargando sobre superficies que puedan arder, como muebles de madera, de médula o sobre artículos de papel.
Si esto no le convence tal vez lo haga saber que hay una estrecha relación entre la temperatura que alcanza la batería, su degradación y la durabilidad del dispositivo. El calor también afecta a los componentes internos de los aparatos, en especial la microelectrónica.