La marca Bankia desaparecerá este fin de semana de los edificios emblemáticos de la entidad
Madrid dice adiós a su banco de toda la vida y a partir de este sábado será visible la fusión con el nuevo logo de Caixabank
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REDACCIÓN / AGENCIAS
El presidente de la nueva CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, ha avanzado que este mismo fin de semana se sustituirá la marca Bankia de los edificios emblemáticos y corporativos, como la Torre KIO. Los edificios más emblemáticos se cambiarán este mismo fin de semana y durante los próximos siete días se completará el cambio de marca en el resto de activos singulares.
"Hoy desaparece Bankia, es absolutamente cierto, se termina una etapa de nueve años en los que hemos trabajado muchísimo, ha habido una transformación extraordinaria", ha indicado Goirigolzarri en una rueda de prensa celebraba tras la efectividad de la fusión jurídica.
Como ya se había anunciado, la entidad resultante mantendrá la marca CaixaBank, por lo que el nuevo grupo procederá a la sustitución de la marca Bankia en las oficinas y en otros edificios singulares.
Respecto a las oficinas, el cambio de rotulación se iniciará también en paralelo, aunque en este caso se prolongará durante varias semanas.
Los canales electrónicos (web, móvil y cajeros) iniciarán el cambio en una semana, pero en este caso se personalizarán para incorporar la imagen de CaixaBank a la de Bankia hasta la definitiva integración tecnológica, que está prevista a finales de 2021.
Madrid dice adiós definitivo a su banco de toda la vida. Para muchos fue su primer banco, donde cobraron su primera nómina o les concedieron la hipoteca para la compara de su primera casa.
Comenzó hace más de 100 años como la Caja de Ahorros de Madrid y Monte de Piedad con un oso con forma de hucha en su logotipo, para modernizarse después como Cajamadrid y adoptar su color verde identificativo.
Hasta 2010 cuando se creó Bankia con su posterior salida a Bolsa que sentaría en el banquillo a toda la cúpula de la entidad, con Rodrigo Rato a la cabeza.
La crisis financiera sacó a relucir las pérdidas lo que obligó al Estado a rescatar la entidad en 2012. De los más de 22.000 millones de euros de dinero público que se inyectaron en la entidad apenas se han recuperado 3.300.