Ante el aumento de las cifras en esta crisis sanitaria, el Gobierno de Pedro Sánchez ha dado un paso más y ha confinado también las actividades no esenciales. Una decisión unilateral que han criticado partidos y Comunidades Autónomas por la gestión y su publicación anoche. El Gobierno defiende la inmediatez de la decisión e insiste en que sólo con estas medidas seremos eficaces contra el virus.
Críticas desde todos los frentes
Un decreto tardío, a menos de media hora de la medianoche, aunque que dice el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que el retraso no se debió a discrepancias internas, sino que el desarrollo interno fue complejo. Sí reconoce Ábalos un cambio de opinión a las vista de los indicadores.
Pero las críticas han llegado por la forma y su publicación apenas minutos antes de que entrara en vigor. "Es inadmisisble que millones de españoles no sepan si tienen que trabajar o no mañana", dijo anoche el líder del PP, Pablo Casado, mientras Santiago Abascal aseguraba que "la improvisación y la imprecisión del Gobierno se traduce en inseguridad jurídica".
Casado advierte que no los apoyará
Pablo Casado, ha advertido al Gobierno de que su partido no apoyará los dos últimos reales decretos ley aprobados sobre el mantenimiento del empleo y el cese de actividades no esenciales si no se modifican y ha reprochado al Ejecutivo sus "mentiras" a este respecto.
En una rueda de prensa telemática, tras la entrada en vigor este lunes de la paralización decretada ha dicho que, si el Gobierno plantea "decretos sin anunciar como un trágala", el PP no podrá seguir "remando en la misma dirección hacia una cascada".
Por eso, ha reclamado al Gobierno que el coste de las medidas económicas no recaiga en las empresas y que actúe el "sin agendas ideológicas radicales" a la hora de adoptar medidas, en referencia a la influencia que cree que tiene Unidas Podemos en las decisiones del Ejecutivo ante la pandemia del coronavirus.
Comunidades como Euskadi y Galicia han protestado reclamando que cada comunidad decidiera que actividad debía parar, también Madrid, mientras la ministra de Trabajo insiste en que una medida de estas características no se improvisa en una noche.