El Banco de España mejora sus previsiones de crecimiento para este año. Prevé que el PIB crecerá un 1,6%, tres décimas más que lo que anunció en diciembre. Bajará la tasa de inflación hasta el 3,7%, pero lo más preocupante es el consumo privado que sigue retrayéndose.
El organismo mejora además, la tasa de paro, que aún así, sigue siendo elevada. El Banco de España rebaja la inflación general, pero reconoce que los precios de los alimentos seguirán al alza. Considera que la economía española evoluciona mejor de lo que se esperaba.
De forma simultánea, corrigió a la baja sus cálculos para 2024, cuando proyecta que la economía crecerá un 2,3%, cuatro décimas menos, por las subidas de los tipos de interés y un mayor ajuste fiscal.
Así se recoge en su último informe económico trimestral, donde apunta también a una caída sustancial de la inflación durante este año: del 4,9% que dibujaba en diciembre al 3,7% que prevé ahora. No obstante, eleva del 3,4% al 3,9% su estimación de inflación subyacente –que no contabiliza ni energía ni alimentos elaborados– para este año, y vaticina un aumento del ritmo de encarecimiento previsto para los precios de los alimentos, hasta promediar un 12,2%, frente al 7,8% previsto en diciembre.
La estimación de crecimiento económico del Banco de España es más pesimista que la del Gobierno –2,1%– y la de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) –1,7%–, aunque mejora la proyectada por otros grandes organismos nacionales e internacionales como la Comisión Europea –1,4%– o el Fondo Monetario Internacional (FMI) –1,1%–.
Sin embargo, es relevante destacar que estas proyecciones macroeconómicas terminaron de elaborarse a principios de marzo, justo antes de la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) o la compra de Credit Suisse por parte de UBS, dos hechos que han alimentado “la incertidumbre” en los mercados. Por ello, el organismo cree “probable” que tengan “un cierto efecto adverso” sobre la actividad económica y debilite la inflación.