Las primeras evaluaciones de organismos de Naciones Unidas presentes en la isla indican que las necesidades son extremas en las áreas relativamente remotas que han sido afectadas por el seísmo, ocurrido este fin de semana, principalmente en términos de atención médica y de acceso a agua potable.
El balance de muertos ronda los 1.300, los heridos son más de 5.000 y las familias damnificadas unas 30.000, principalmente en la ciudad de Les Cayes, de 100.000 habitantes y el centro urbano más cercano al epicentro del terremoto de 7,2 en la escala de Richter.
El Gobierno de Haití, a cargo del primer ministro Ariel Henry desde el asesinato del presidente Jovenel Moise, el pasado julio, ha declarado un mes de estado de emergencia y ha solicitado asistencia humanitaria internacional.
Al desastre humanitario por el terremoto se suma la inminente llegada de una tormenta tropical que amenaza con provocar fuertes lluvias en la zona sur de Haití, donde aún están activos los trabajos de búsqueda de supervivientes y de atención a las víctimas.
La agencia de Protección Civil de Haití estima que la tormenta puede llegar a la zona sur y oeste del país entre este lunes por la noche y el martes de madrugada, por lo que ha emplazado a los residentes de estas zonas a prepararse y seguir las directrices que marquen las autoridades.