El expresidente de CaixaBank, Isidro Fainé, ha relatado este miércoles en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia, que tuvo lugar en julio de 2011, que el entonces subgobernador del Banco de España, Javier Aríztegui, le llamó por teléfono para animarle a que acudiera a la operación.
Durante su declaración como testigo en el juicio que ha sentado en el banquillo al expresidente de Bankia Rodrigo Rato y a una treintena de exdirectivos y exconsejeros, acusados de fraude a los inversores, Fainé ha señalado que en aquel momento La Caixa vio que la salida a Bolsa podía representar una operación interesante.
Sin embargo, ha recordado que él no era entonces presidente ejecutivo, ya que había un director general, Juan María Nin, que sí tenía tales poderes, por lo que la decisión de comprar acciones de Bankia se adoptó en la comisión ejecutiva.
La Caixa invirtió 100 millones
Finalmente, la entidad decidió invertir 100 millones de euros en la salida a Bolsa, una inversión "dirigida por los técnicos y con vocación de permanecer a largo plazo", al contrario que otras entidades, que habían comprado acciones en el debut bursátil y "se salieron al día siguiente".
La Caixa mantuvo su participación, "una cantidad prudente -100 millones de euros- hasta que vimos que ya no había solución, y mientras pensamos que podíamos tener un rendimiento aceptable"; en total perdió la mitad de lo invertido.
Fainé también se ha referido a las reuniones que tuvieron lugar en mayo de 2012, pocos días antes del relevo de Rato al frente de Bankia; se trataba de reuniones "rutinarias" con el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, y los presidentes de Bankia (Rato); Santander (Emilio Botín); BBVA (Francisco González), y el propio Fainé.
Escuchar en las reuniones
Según su relato, Botín y él se dedicaron fundamentalmente a "escuchar", en tanto que Rato y González tuvieron intervenciones más largas; "el dialogo estaba entre Paco González y Rodrigo Rato, con dos posiciones contrapuestas, las dos lógicas", sobre el volumen de provisiones que debía acometer Bankia tras el real decreto de febrero de ese año.
Eran 7.000 millones de euros, ha explicado, que a González le parecían insuficientes y a Rato adecuados.