Islandia se promociona como un destino ideal para ver auroras boreales y no ha defraudado a los viajeros.
Estas luces se forman especialmente en zonas polares, tanto árticas como antárticas, acompañan durante la noche.
Al espectáculo de la onización de la atmósfera por efecto de las partículas solares se suma el de la erupción del volcán de Grindavik que lleva meses arrojando lava y humo al cielo.