Los casos de rebajas de penas con la aplicación de la ley del 'solo si es si' de la ministra Irene Montero siguen creciendo en España. Como ejemplo, en la Audiencia Provincial de Madrid, sólo una sección de las 15 existentes, ha confirmado confirma más de 40 peticiones de revisión de sentencias.
El Gobierno ha pedido hoy que no se informe de los recursos que están presentando los abogados de condenados por agresión sexual. Lo ha dicho la Delegada de Violencia de Género, Victoria Rosell, porque dice que eso crea "alarma social".
El Ministerio de Igualdad considera que ha habido "errores" judiciales "claros" en la aplicación "precipitada" y "sin reflexión" de la ley del solo sí es sí, pero subraya que éstos no los debe "corregir" el Gobierno sino que hay que esperar a lo que diga el Ministerio Fiscal y el Tribunal Supremo. Ha sido la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, la que ha hecho estas afirmaciones en declaraciones a los medios junto a la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, quien ha tomado primero la palabra para lanzar un mensaje "de calma y tranquilidad" tras el goteo de rebajas de condenas conocidas en la aplicación de la ley del solo sí es sí.
"Es evidente que esto suscita muchísimo debate y preocupación y nosotras queremos compartir en primer lugar nuestra preocupación por lo que pueden sentir muchas mujeres en este país", ha dicho Rodríguez, quien ha insistido en que la ley del solo sí es sí "es una buena norma".
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género Victoria Rosell ha señalado que las defensas pedirán revisiones y ha apostado por no hacerse eco de las peticiones porque éstas las piden al igual que en su momento pidieron la absolución de sus defendidos y ahora están condenados: "lo que las defensas piden es parcial, de parte, yo no haría noticia y alarma mucho a las mujeres", ha opinado. También ha asegurado que la mayor pena no protege más ni repara más y que las más eficaz es la que se impone.
Mientras, las víctimas de delitos sexuales asisten perplejas a los nuevos cálculos de las penas. Algunos agresores han quedado en libertad y otros van a hacerlo antes de lo previsto inicialmente. El testimonio de Lucía, la mujer con la que hemos hablado, aglutina el sentir de las víctimas: impotencia, incredulidad y miedo.