En la ciudad barcelonesa de Hospitalet de Llobregat, vecinos de 8 bloques viven desde hace más de un año con el miedo en el cuerpo, porque sus pisos están apuntalados en estancias como la cocina o el salón. Tienen serios problemas estructurales y el riesgo de derrumbe es alto.
Además del aspecto y las molestias, algunos hablan de "malestar" y "malvivir" por tener que sortear esta cimbra en muchas de sus rutinas diarias. Problemas para entrar en la ducha, para poder cocinar, para abrir puertas. Incluso hay quien no puede abrir sus electrodomésticos porque el puntal lo impide.