Saliu Balde, de origen guineano, ha negado este martes en el juicio que poco después se ha suspendido en la Audiencia Provincial de Madrid haber clavado a su hijo un cuchillo en el estómago, alegando legítima defensa al sostener que se penetró durante un forcejeo.
El procesado se enfrenta a catorce años de prisión por intentar asesinarle ante su negativa a abandonar sus estudios y dedicarse a trabajar, según sostiene la fiscal. Se le juzga por un delito de tentativa de asesinato con el agravante de parentesco.
Durante el interrogatorio, el presidente de la Sala se ha visto obligado a suspender la vista oral ante las dificultades del procesado de expresarse. De tal modo, se ha aplazado el juicio en aras a que haya un traductor.
Antes de ser suspendida la sesión, el hombre ha manifestado que el 7 de noviembre de 2016 llegó a su casa y se encontró a su hijo en la cocina con un cuchillo. "Levante las manos y se lo cogí. Hubo un forcejeo", ha relatado. La fiscal ha insistido en cómo es posible que su progenitor presentara una herida profunda en el estómago, a lo que éste ha replicado que se pudo clavar durante el forcejeo.
No quería dejar los estudios para trabajar como le exigía su padre
El acusado, nacido en Guinea Bissau pero que lleva residiendo en España casi veinte años, se dirigió sobre las 12.30 horas del 7 de noviembre de 2016 al domicilio familiar que tenía en Madrid.
Una vez allí se dirigió a la habitación donde dormía su hijo, que por aquel entonces contaba 18 años de edad, y con el que mantenía "desavenencias" de tipo doméstico "ante la negativa de éste a no dejar los estudios y dedicarse en exclusiva a la vida laboral como le exigía el progenitor".
Ya en el interior del dormitorio, le clavó un cuchillo en el abdomen de su hijo "sin que éste pudiese realizar acto defensivo alguno al hallarse tumbado en la cama y en situación de somnolencia". El joven se despertó a consecuencia de la agresión y logró acercarse a la puerta del dormitorio que su padre había cerrado con llave.
Finalmente el joven cayó al suelo "al abandonarle la fuerza física" y fue su propio padre quien llamó a las fuerzas del orden para comunicarles lo que allí había sucedido.
La intervención de los servicios de sanidad evitaron el fallecimiento del joven.