Pablo tenía una prometedora carrera en el mundo del golf pero decidió dejar los palos por su familia y un día, de la noche a la mañana, le cambió la vida.
El calvario de este deportista comenzó cuando, al regresar a casa tras un campeonato de golf, su mujer se había llevado a sus 2 hijos.
Ellos viven actualmente en Suecia con su ex mujer "Mamá no quiere que vivas con nosotros pero tu no te preocupes que te escondo en mi cuarto y te traigo comida para que podamos jugar juntos".
Los niños tiene protección policial e identidad secreta, y la justicia no permite a su padre tener contacto con ellos por una denuncia de la que fue su mujer en la que afirma que Pablo había estado en casa que quería matarlos y que es un tipo muy peligroso.
Él se defiende diciendo que el día que supuestamente había hecho eso, estaba en España.
La justicia sueca no está por la labor de ayudarle y no se muestra razonable con el tema. Pablo, que no tiene antecedentes, afirma que "nunca haría daño a nadie, y mucho menos a mis hijos".
En abril declarará ante un tribunal sueco, y declara que "solo quiero abrazar a mis hijos".