Primero fue Valencia, y ahora Málaga. En los dos casos había previstas infraestructuras para evitar riadas. Presas contempladas en el Plan Hidrológico Nacional del gobierno de José María Aznar (PP) que fue derogado por su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE). Ya les hablamos de la presa de Cheste y el desvío del barranco del Poyo que fue derogado. También quedo en el cajón la presa del Cerro Blanco en Málaga diseñada para evitar riadas como las que se acaban de producir.
El Gobierno andaluz ya ha anunciado que va a reclamar al Gobierno central que "retome" el proyecto de la presa de Cerro Blanco, que regula Río Grande, uno de los principales afluentes del Guadalhorce, una obra que fue declarada de "interés general del Estado", según ha anunciado este jueves el consejero de Agricultura, Ramón Fernández-Pacheco.
El consejero ha apuntado que va a solicitar al Ministerio de Transición Ecológica que retome este proyecto del que los malagueños "no han vuelto a saber nada" pese a ser declarada de interés general del Estado, y ha pedido a los socialistas que "se sumen" a esta reivindicación "con la misma vehemencia" que reclama la limpieza de los cauces.
La presa de Cerro Blanco, en el río Grande, fue una actuación hídrica prevista para finales de los años 90 y que en esa fecha fue declarada como de interés general del Estado.
Esta infraestructura pretendía evitar y prevenir las avenidas e inundaciones en el bajo río Grande y Guadalhorce y aprovechar muchos hectómetros cúbicos (entre 40 y 50) de agua de primerísima calidad que bajaba por el propio río Grande a través de la Sierra de las Nieves para acaba en el mar.
INVERTIR A TIEMPO EN INFRAESTRUCTURAS
Los expertos consultados por Telemadrid tienen claro que la falta de infraestructuras pudo favorecer el desastre de Valencia, y que a punto ha estado de costar una catástrofe en Málaga.
Advierten además que el peligro es a futuro. Si no se realizan a tiempo esas infraestructuras, podrían volver a suceder riadas incontrolables.
De haber contado con esas infraestructura, auguran, tal vez se hubiera podido minimizar esta última catástrofe que ha asolado Valencia.
Además, apuntan a otro problema, y es la falta de limpieza, por un ecologismo mal entendido, de los cauces de los ríos.