La Fiscalía ha mantenido este jueves en sus conclusiones definitivas su petición de cinco años de cárcel para el cantaor Diego el Cigala, que ha sido juzgado en Jerez de la Frontera (Cádiz) por presuntos malos tratos a su ya expareja, Dolores Ruiz Méndez, conocida como Kina Méndez.
En su informe final, en un juicio de casi seis horas de duración que ha acogido el Juzgado de lo Penal número 3 de Jerez, la fiscal ha reconocido que la principal prueba de cargo en este caso ha sido la declaración de la víctima, y considera su testimonio "firme, persistente, sin contradicciones y coherente".
En este sentido, ha indicado que Méndez relata "episodios concretos con detalles concretos", en los que desde 2017 en adelante se produjeron insultos, amenazas y agresiones físicas en lugares como Jerez, Barcelona o la República Dominicana.
"El hecho de que fuera celosa no justifica un episodio de agresión posterior, cuando ella cree que su marido la estaba engañando con otra persona", ha sentenciado la fiscal con relación a uno de los episodios de maltrato por los que ha pedido una sentencia condenatoria y en contra de lo esgrimido por el acusado.
El Ministerio Público, que atribuye al cantaor un delito de violencia habitual y cuatro de maltrato en el ámbito de la violencia sobre la mujer, ha apuntado también que, a excepción de la madre y tía de la víctima, el resto de testigos que han declarado trabajan para el acusado, con dependencia económica.
"YA NO PODÍA MAS"
Respecto a la supuesta demora -hasta junio de 2021- en denunciar en una comisaría de Jerez, lo que motivó la detención del cantaor en Madrid, la fiscal ha dicho que esta "tardanza es propia de la violencia de pareja", que ella además en ningún caso tuvo intención de presentarla, y que únicamente lo hizo cuando "ya no podía más".
La acusación particular se ha adherido a las tesis planteadas por la Fiscalía, añadiendo también la agravante de parentesco, mientras que la defensa ha pedido una sentencia absolutoria.
El letrado defensor de Diego el Cigala ha censurado que Kina Méndez, a la que ha acusado de mentir, presentara contra su representado, a su juicio, una denuncia "espinosa y torticera" con un "único vil interés económico": "Diego no es un santo, pero no le hace un matratador", ha sentenciado.
En su declaración ante la juez, el cantaor ha negado haber maltratado a la que fuera su mujer, y ha atribuido su denuncia a los supuestos celos que ella tenía. "Nunca le he puesto una mano (encima) a ninguna mujer, en la vida", ha asegurado el artista, quien ha dicho que su exmujer llegó incluso a amenazarlo con denunciarlo por malos tratos, con que iba a arruinar su carrera si no llegaban a un acuerdo de tipo económico, aspecto este último por el que incluso llegó a haber "negociaciones".
"INFIERNO" JUNTO AL CANTAOR
La exmujer ha relatado el "infierno" que vivió con el cantaor y ha asegurado ante el juzgado que ella era, para él, "un cubo de basura" y tenía "la culpa de todo lo que le pasara".
La víctima ha expuesto que vivía con miedo, especialmente cuando residieron en Punta Cana (República Dominicana): "Estaba deseando venirme a España, fue un infierno", ha indicado visiblemente afectada Kina Méndez, quien se ha referido a distintos episodios de insultos, amenazas, humillaciones -que llegó a normalizar- y agresiones físicas como una bofetada, empujones o un pateo en el suelo.
En contra de lo manifestado por el acusado, ha negado ser una persona celosa y ha definido al cantaor como una persona a la que "no se le podía contradecir en nada": "Él no podía aguantar que yo brillara de alguna manera", ha sentenciado.
La víctima, que se ha reconocido como "totalmente económicamente dependiente" del artista desde que lo conoció, ha señalado también que en vez de "achicarse, le echaba cojones", a pesar de que "en la cultura gitana los hombres mandan".
El cantaor ya fue condenado en 2014 por el Juzgado de Instrucción 12 de Madrid por una falta de amenazas a una azafata, a la que tuvo que pagar 20 días de multa a razón de seis euros diarios, 245 euros, por los días que estuvo incapacitada para trabajar, además de 1.200 euros por las secuelas sufridas y 2.520 por los gastos médicos que tuvo.