La embajada de Israel en España ha condenado este lunes “enérgicamente” las declaraciones “absolutamente inmorales” de “algunos elementos” del Gobierno de Pedro Sánchez, en referencia a ministros como Ione Belarra, Yolanda Díaz y Alberto Garzón, por "poner en peligro la seguridad de las comunidades judías de España”.
Para la embajada, es “profundamente preocupante que, en un momento en el que Israel está de luto por la pérdida de vidas inocentes en el bárbaro ataque de Hamás” en Gaza, “ciertos elementos dentro del Gobierno español han optado por alinearse con este terrorismo tipo ISIS”, asegura el comunicado.
El Gobierno no ha tardado en contestar a la embajada de Israel rechazando las "falsedades" vertidas por la legación diplomática.
En un comunicado, Exteriores ha señalado que "no acepta insinuaciones infundadas" sobre los miembros del Gobierno y remarca que "cualquier responsable político puede expresar libremente su posición en una democracia plena como es España".
Exigencia de Sumar al PSOE
En clave nacional, la guerra entre Israel y Hamas está creando divisiones entre los socios de Gobierno.
El portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, ha expresado este mismo lunes su deseo de que en el próximo acuerdo de gobierno se reconozca expresamente el Estado palestino por parte de España, algo que también quiere Pedro Sánchez, aunque con el visto bueno de la UE.
El presidente del Gobierno ha afirmado que el reconocimiento del Estado palestino es el único modo de resolver definitivamente el conflicto, pero Sumar lo plantea de forma inmediata, sin esperar a Europa.
Por su parte Feijóo considera una anomalía que Sumar esté en un gobierno cuestionando las grandes decisiones en las que confluyen los gobiernos europeos la posición del Gobierno y pide a Sánchez que comparezca en el Congreso.
TENSIÓN EN LA ZONA DE CONFLICTO
La tensión crece por momentos en la zona de conflicto, a la espera de la anunciada ofensiva por tierra del Ejército israelí en Gaza, al tiempo que continúa su ofensiva aérea sobre la franja.
Hamás ha replicado lanzando decenas de cohetes dirigidos a Jerusalén y Tel Aviv, donde han vuelto a sonar las alarmas antiaéreas obligando a interrumpir la sesión del parlamento israelí.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que en esos momentos mantenían una reunión en Tel Aviv, han tenido que refugiarse en un búnker.
Blinken ha pedido a Israel que minimice los daños sobre la población civil.
En el norte del país tampoco hay tregua: Hizbulá ha lanzado nuevos proyectiles contra territorio israelí. El ejército ha ordenado el desalojo de una veintena de localidades fronterizas.
Mientras tanto, el éxodo de los desplazados palestinos continúa bloqueado en la frontera de Egipto. En el paso de Rafah se agolpan miles de gazatíes que ni siquiera se ha podido abrir un corredor para que entre la ayuda humanitaria.
La ONU calcula que, desde el ultimátum a la población para que abandone el norte del enclave, un millón de personas han huido hacia el sur en busca de refugio.
Por su parte, Israel ha elevado el número de civiles secuestrados y habla ya de 199 rehenes en manos de Hamás.