La imagen de vagones llenos y andenes abarrotados se repite en hora punta los días laborales, a pesar de que el número de usuarios ha caído y es un 60% inferior a agosto del año pasado.
Muchos usuarios temen que en septiembre, cuando se acaben las vacaciones y empiecen las clases, las aglomeraciones se incrementen y reclaman mayor frecuencia de paso.
Por eso, la Comunidad de Madrid tiene previsto reforzar el servicio con 300 maquinistas y un 25% más de trenes.
Se mantendrán las desinfecciones diarias y el control de acceso que bloquea los tornos cuando se alcanza el límite de aforo.
Lo que ya no se puede hacer es consumir alimentos o bebida en todos los transportes públicos.
El consejero de Transportes, Ángel Garrido, sostiene que el transporte público madrileño es seguro y recalca que se cumple con la normativa sanitaria vigente en el transporte público, es decir, el 100% de los asientos y tres personas por metro cuadrado. "En el transporte público ya no rige el principio de la distancia de metro y medio", ha aclarado el consejero.