En Madrid sobrevive el último de los 300 kioscos conocidos como "Aguaduchos" que desde el siglo 19 ofrecían agua de cebada y horchata natural en verano. Está en Narváez y lleva más de 80 años aliviando la sed de los madrileños con recetas artesanas.
Su propietario, José Manuel García, es la cuarta generación de una familia horchatera, los Guilabert, que llegaron a Madrid desde Crevillente, en Alicante, hace más de cien años.
Desde el primer puesto en la calle Cedaceros a este de Narváez, pasaron por la plaza del Carmen y por la del Congreso de los Diputados, donde refrescaron a varias generaciones de políticos.
Desde 1944 cada mes de abril una grúa deposita aquí el kiosko, anunciando la llegada del verano.La horchata no necesita presentación, pero ya pocos madrileños conocen el agua de cebada.
Aguas de sabores con ecos de zarzuela que mantiene su vigencia. Su continuidad con la quinta generación...quién sabe.