La esperada contraofensiva ucraniana en la región de Donbás, en el este del país, obtiene su primer éxito con la expulsión de tropas rusas más allá del río Saversky, que cruza toda la región. Los analistas advierten de que el repliegue ruso puede ser una estrategia para ahorrar fuerzas y lanzar un ataque final.
Desde el inicio de la guerra, Ucrania ha logrado expulsar al Ejército ruso de más de un millar de poblaciones, dentro de su esfuerzo por hacer retroceder a Moscú en el este y el sur del país.
Los combates siguen en la asediada acería de Mariúpol. “Estamos haciendo lo posible por evacuar a los defensores, dice el presidente Zelensky, pero las negociaciones para lograrlo son complejas”.
En los 80 días que llevamos de guerra, y según la Fiscalía de Ucrania, han muerto 227 menores, y 420 han resultado heridos. 3.5000 civiles han muerto, y 3.800 han resultado heridos.
Soldados ucranianos cargan en vagones refrigerados los cuerpos de soldados rusos, a la espera de su posible regreso a Rusia. “Estamos dispuestos a entregarlos hoy mismo, dice el coronel Volodimir Liamzin, pero hasta ahora Rusia no los ha reclamado”.
Pero ¿hasta cuándo la guerra? Según Kirilo Budanov,jefe de la Inteligencia militar ucraniana, su punto de inflexión será a mediados de agosto, y los combates terminarán hacia finales de año. Budanov asegura: “Putin está mal física y psicológicamente. Sufre varias enfermedades, entre ellas cáncer”.
Y Ucrania resiste. La capital y los municipios de la región de Kiev, donde ya viven dos millones y medio de personas, y que estuvieron ocupados por los rusos, intentan recuperar la normalidad. Sus vecinos buscan sus pertenencias entre los escombros, ha vuelto la luz y el agua, así como el transporte público.