Entre los clientes, prefieren esperar a tener más información para ver de que manera les afecta en comisiones o préstamos, hipotecas. Muchos son clientes de toda la vida de Cajamadrid.
“Tendría que estudiar bien el asunto financiero” nos cuenta uno de los clientes consultados. “Si me repercutiera a nivel negativo lo valoraría” reconoce otra clienta de la entidad.
“Tengo plena confianza en ellos y aguanté incluso con lo de las preferentes y no pasa nada” nos asegura otra de las consultadas.
Economía tendrá la última palabra
El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital pedirá al Banco Central Europeo (BCE) un informe sobre la fusión entre Bankia y CaixaBank y, una vez disponga de las conclusiones de dicho informe, será Economía quien tenga la última palabra sobre la operación, según fuentes financieras.
El papel del BCE en una fusión depende de la normativa del país o países en los que tengan su sede las entidades que se fusionan, ya que este tipo de operaciones no se regulan en el Derecho europeo, sino en el Derecho nacional.
Si el Derecho del país en cuestión otorga facultades al supervisor nacional a este respecto, el BCE ejerce dichas facultades cuando se trata de fusiones de entidades significativas que supervisa directamente.
Con el anuncio de las negociaciones para su posible fusión, CaixaBank y Bankia son las primeras en recoger el guante lanzado con insistencia en los últimos años por supervisores, bancos centrales y expertos, que apuestan por la consolidación como la mejor herramienta para elevar la rentabilidad de las entidades, que ya era un serio problema antes del coronavirus.
El mayor banco español
El ambiente se caldeó esta semana al coincidir varios banqueros en una jornada financiera sobre el futuro y los retos del covid, en la que casi todos abogaron por las fusiones con mayor o menor entusiasmo, entre ellos el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y el presidente de la AEB, José María Roldán.
La fusión también es vista con buenos ojos por la mayoría del Gobierno, que incluso la habría alentado, aunque no es el caso de Unidas Podemos, que la considera "preocupante" e insiste en que "el tejido productivo español requiere de una banca pública en la que Bankia puede ser el "embrión".
Con las consecuencias de la última crisis aún frescas en la memoria y un rescate millonario aún no restituido en su totalidad, la banca española vuelve a atravesar una etapa muy difícil, marcada por los bajos tipos de interés, los menores ingresos, la digitalización y la languidez de una economía "rematada" ahora por el covid.
Por eso "no queda otra que reaccionar", según fuentes del sector, que recuerdan que si al final fructifica, el gigante que salga de esta unión será producto, a su vez, de diversos procesos de fusión y posterior conversión en bancos de una docena larga de antiguas cajas de ahorro, precisamente el sector que desapareció en la crisis anterior. Ironías del destino.
Y es que las cifras marean, desde los activos totales, que sumarían 664.027 millones de euros, (445.572 millones del banco catalán y 218.455 millones de Bankia), hasta los más de 51.000 empleados y las 6.700 oficinas.
Aunque todavía se desconoce cómo se repartiría el accionariado, está claro que CaixaBank, heredera de La Caixa, será el primer accionista, y que el Estado será el segundo, al controlar casi un 62 % del capital de Bankia, heredera a su vez de Caja Madrid, que quedaría en un 14 %, según los cálculos de los analistas consultados, lo que haría más fácil su venta.