Se intensifica la oleada de ataques de los grafiteros a los transportes de Madrid. Cuatro ataques en a penas 10 horas. Uno de ellos con pasajeros dentro de los vagones que estaban siendo atacados. Ha sido en la línea 8 de Cercanias, donde un grupo de jóvenes ha parado uno entre las estaciones de Villalba y Galapagar para pintar los trenes.Asimismo, los grafiteros han pintado los primeros trenes que salían de las estaciones de República Argentina y Fuente de la Mora, en la apertura del servicio, y de que hayan irrumpido en las cocheras de Cuatro Vientos para pintar los trenes que se encontraban en las mismas.Como ha informado Cercanías Madrid, unos "vándalos" han parado un tren pasadas las 21 horas en plena vía, entre las estaciones de Villalba y Galapagar, en la línea C8. El objetivo era grafitearlo, "con el riesgo que supone para ellos y para los viajeros", han señalado.Además, han recordado "los costes económicos" que suponen este tipo de actos vandálicos que "pagamos entre todos", ha añadido Cercanías a través de su cuenta en Twitter. Sólo en Metro de Madrid, destinaron el año pasado 1,6 millones de euros en la limpieza de grafitis de los trenes.Desde la noche del pasado miércoles 31 de octubre, el suburbano ha vivido una oleada de ataques de grupos de grafiteros, que han llegado a meterse en la cabina de los maquinistas para obligar a parar el tren o llevarlo a una zona con más iluminación. En una de las ocasiones, se detuvo a uno de los integrantes del grupo tras atacar con spray a agentes de Policía Nacional.Desde los sindicatos han pedido mayor seguridad para los trabajadores.Por su parte, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, consejero de Presidencia y portavoz del Ejecutivo regional, Pedro Rollán, ha manifestado este domingo que han solicitado una reunión a la Delegación del Gobierno "para pedirle que se involucre" en la seguridad de Metro ante las repetidas acciones de los grafiteros."Son muchos los esfuerzos que adopta Metro de Madrid", ha asegurado Rollán, quien ha recordado que a la compañía le cuesta más de un millón de euros al año limpiar las pintadas de los grafiteros, que "en muchas ocasiones ponen en peligro de manera absolutamente irresponsable sus vidas", así como la seguridad al parar, a veces, los trenes en los túneles.