En España tiramos al año más de 7 millones de toneladas de alimentos. A veces el motivo de ese desperdicio es la confusión entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente. es el momento de salir de dudas.
Abrimos la nevera y, en ocasiones, nos llevamos una desagradable sorpresa. La fecha de caducidad debe respetarse de manera escrupulosa.
“El alimento puede perder su garantía de seguridad pudiendo poner en riesgo la salud del consumidor” aseguran.
No obstante, ciertos productos, como los yogures o la leche no fresca pueden consumirse, incluso, algunos días después de ese plazo.
Consumo preferente
Otra cosa es cuando en la etiqueta se habla de consumo preferente. “El alimento puede perder sus características organolépticas sin que se vea comprometida la salud del consumidor”.
Esas características organolépticas son su sabor, su aspecto o su textura.
Por último, están los alimentos no perecederos, aquellos que no están ligados a ninguna fecha, como es el caso de las bebidas alcohólicas de más de 10 grados, la sal o el azúcar.