El refranero popular dice que el dinero no da la felicidad, pero ¿y las compras?. Cuando salimos de una tienda con una bolsa nos sentimos bien, más animados.
El bajón llega cuando hay que pagar lo acumulado en la tarjeta de crédito.
¿Comprar nos hace felices?. Las personas que pagan con efectivo son menos impulsivas. Las que usan tarjetas de crédito, tienden a descontrolarse más.
La universidad de Comillas ha estudiado la relación entre felicidad y compras. Distingue entre placer a corto y largo plazo. Y constata que tras la felicidad efímera de comprar algo, bajamos anímicamente hasta la frustración.
La mayor felicidad es comprar de una manera sostenible. Simplemente adquiriendo lo que necesitamos.