La misión Solar Orbiter podrá soportar temperaturas superiores a los 500 grados centígrados gracias a un escudo de titanio dotado de unas pequeñas ventanas que pueden cerrarse y abrirse para realizar observaciones. Los materiales también están preparados para afrontar el frío, pues durante el afelio la nave alcanzará los 180 grados bajo cero.
Mediante varias maniobras de asistencia gravitatoria a la Tierra y Venus, la sonda tomará una órbita muy inclinada, de más de treinta grados, que la acercará al Sol a una distancia mínima de 42 millones de kilómetros y que la permitirá, por primera vez en la historia, fotografiar los polos de nuestra estrella.
Con esta misión, la Agencia Espacial Europea quiere conocer los procesos que generan e impulsan la aceleración del viento solar. También se va a profundizar en los ciclos solares, de once años de duración, durante los cuales los polos magnéticos cambian de lugar.
Para desentrañar estos y otros enigmas, la sonda cuenta con seis telescopios y 27 sensores.