Las semifinales de la Copa Chenel se cerraron este sábado en Colmenar de Oreja con escaso bagaje artístico por culpa del deslucido juego de los toros de Vellosino y Arauz de Robles lidiados.
Abrió plaza un ejemplar del hierro salmantino que se fue apagando a medida que transcurrió su lidia. Manuel Perera se puso por ambos pitones, pero todo fue a menos. Dio una cariñosa vuelta al ruedo.
El cuarto de Araúz fue un animal con nervio y genio que exigía un mando que no siempre supo administrar el pacense.
Isaac Fonseca se las vio en primer lugar con un toro de Vellosino con cierta nobleza. Faltó temple y limpieza a los muletazos y por ello la faena no terminó de calar.
Con el cuajado y serio quinto de Araúz de Robles tampoco fluyeron las cosas por las complicaciones del astado. Pero dónde se la jugó de verdad el azteca fue con la espada. Le avisó en un par de ocasiones el toro marcándole la salida y yendo al bulto. Por ello tuvo mérito que al tercer encuentro Fonseca lograse meter la espada con los pitones apuntando a la yugular del cuello. Dio la vuelta al ruedo.
Lo más artístico del festejo corrió a cargo de Fernando Plaza con el tercero del Vellosino. El madrileño, fiel a caí concepto vertical, corrió la mano con expresión y temple mientras el toro duró.
El sexto fue otro toro deslucido de Araúz con el que Plaza solo pudo justificarse. En ambos manejó mal la espada.