El equipo MikroIker del Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de la UPV/EHU ha determinado la presencia de diferentes especies del género Arcobacter en una variedad de alimentos de consumo habitual, que pueden ser la causa de enfermedades gastrointestinales.
El equipo ha realizado un estudio de prevalencia y caracterización de bacterias del género Arcobacter con una gran cantidad de muestras de alimentos como mariscos, verduras, productos cárnicos y queso fresco. Del mismo modo, han elaborado el estudio de la capacidad de estas bacterias para adherirse a distintas superficies frecuentemente encontradas en entornos de procesado de alimentos.
El incremento en el hallazgo de Arcobacter en muestras de alimentos de todo tipo hace que aumente la preocupación en materia de salud pública, ya que aún se conoce muy poco del potencial patogénico de este tipo de especies. No obstante, los pocos estudios que se han llevado a cabo muestran una gran cantidad de especies hospederas y rutas de transmisión.
Verduras, mariscos y quesos como parte la muestra
En el trabajo, se analizaron un total de 220 muestras de tres grandes grupos de alimentos como animales de granja, animales marinos y verduras y se detectó Arcobacter en el 22,3% de las muestras analizadas y la especie más abundante en todas ellas fue A. butzleri, la especie que más veces se asocia a enfermedades humanas.
También se observó varias especies que presentaban genes asociados a capacidades virulentas, es decir, genes que podrían conferir a la bacteria capacidad de provocar infecciones y enfermedades al ser humano.
Asimismo, se comprobó que los chipirones son una importante fuente de Arcobacter, con lo que el consumo en crudo de estos productos podría ser una importante fuente de infección para el ser humano. Además, se detectó algún caso en una pieza de queso fresco, probablemente asociado a una contaminación cruzada ya que se trataba de un producto adquirido al corte.
En las verduras analizadas, lechuga, espinaca, zanahoria, acelga, la bacteria aparecía en todos los tipos excepto en acelga, mientras que, curiosamente, todas las lechugas y acelgas que dieron resultado positivo eran envasadas, por lo que hay que prestar atención a la limpieza de los alimentos procesados.
En las zanahorias se detectó una especie que hasta ahora nunca había sido caracterizada y que también posee "genes de virulencia".
Según los investigadores, estos hallazgos deben de ser tenidos en cuenta por sus posibles implicaciones en seguridad alimentaria, ya que muchos de los alimentos son consumidos directamente o en crudo, o incluso poco cocinados.