Hasta 749 españoles de más de 35 años murieron en 2020 por la exposición al humo ambiental del tabaco, 279 por cáncer de pulmón y 468 por cardiopatía isquémica, y en su mayoría eran no fumadores, aunque la cifra de defunciones podría triplicarse a 2.242 si se incluyen otras enfermedades como la Epoc.
Son algunos de los datos que arroja un estudio publicado en la revista Archivos de Bronconeumología de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), que actualiza el impacto que tiene el tabaquismo pasivo en la mortalidad de la población adulta española tras más de 10 años sin estimaciones.
En 2020, 51.501 personas mayores de 35 fallecieron por cáncer de tráquea, pulmón y bronquios y por cardiopatía isquémica, de las que 34.681 eran varones; a la exposición al humo ambiental del tabaco (HAT) se atribuyeron 747 defunciones, 279 por cáncer de pulmón y 468 por cardiopatía isquémica, lo que supone el 1,5% del total de muertes por estas causas.
Tres de cada cuatro, el 75,1%, sucedió en varones, con 561 defunciones frente a 185 en mujeres, y el 60,9% eran personas no fumadoras (260 lo habían dejado y 195 no lo habían hecho nunca).
Tal y como señala Mónica Pérez, autora principal del estudio, profesora Titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Santiago de Compostela, "aunque 747 fallecimientos no parecen un número elevado, se corresponderían con dos muertes diarias en población de 35 años y más en España", todas ellas "evitables".
Además, la experta incide en que estos datos hacen referencia a mortalidad, pero no de morbilidad en patologías como asma u otitis media en la población infantil.
Un 11,5% de los españoles mayores de 35 años declara haber estado expuesto al humo ambiental del tabaco en interiores, más los hombres (12,5%), aunque fueron las mujeres fumadoras de 35 a 64 años las que presentaron la mayor prevalencia, que alcanzó ese año de la pandemia de covid-19 el 33,9%.
Hasta hoy, la exposición al HAT se ha asociado causalmente con la mortalidad por cáncer de pulmón, cardiopatía isquémica y con el síndrome de muerte súbita del lactante, pero también, aunque de forma no concluyente, con la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y con la enfermedad cerebrovascular.
En este sentido, la doctora puntualiza que este estudio no ha incluido la exposición al humo residual de tabaco o tercera mano, "sobre la que cada vez hay más evidencia que apunta a su impacto en la salud".
Por eso, reconoce que las estimaciones presentadas en el estudio podrían estar infraestimando la carga de mortalidad atribuida al humo ambiental del tabaco, ya que si se incluyeran la ECV o la EPOC, el número de muertes se triplicaría hasta las 2.245, sin olvidar que esta cifra se refiere solo a la población adulta y obvia el impacto en la mortalidad infantil asociada al síndrome de muerte súbita del lactante.
Asimismo, la investigación desvela que la prevalencia de exposición al humo del tabaco en el interior de bares y restaurantes ha aumentado un 83% y un 433%, respectivamente, desde 2017: en bares fue del 22%, 10 puntos porcentuales más, y en restaurantes, del 16%, un 13% superior.
Todo ello pone de manifiesto, según Separ, la necesidad de que las autoridades sanitarias en cualquier nivel de la administración del país, "y poniendo el foco en el Ministerio de Sanidad, apuesten de forma decidida por reducir la exposición al HAT de la población española en cualquier tipo de contexto".