La Semana Santa madrileña vive este Viernes Santo su momento de mayor actividad, con una decena de procesiones, entre la que destaca la más emblemática de la capital, la de Jesús de Medinaceli
Así, desde las 19 horas y si la lluvia no lo impide tendrá lugar la procesión del Jesús Nazareno de Medinaceli, con salida desde la Basílica del mismo nombre situada en la calle Jesús y la que congrega a un mayor volumen de público y devoción en Madrid. Se estima que cada año acuden a esta cita cerca de 800.000 personas, según datos proporcionados hace años por el Consejo de Cofradías de Madrid.
Además, pasa por numerosos puntos representativos de Madrid y de España. Así, sale de la iglesia por la calle Jesús hasta la carrera de San Jerónimo, pasando por la Puerta del Sol (sede del Gobierno regional), calle Alcalá, hasta llegar a Cibeles (actual sede del Ayuntamiento), volviendo a casa por el Paseo del Prado hasta Neptuno y desde allí hasta la Plaza de las Cortes, pasando por el Congreso de los Diputados.
Ya se había arreglado y decorado el paso y se había colocado unas maderas en la entrada para que los costaleros puedan sacar la escultura, de gran altura y peso, puedan sacar la escultura del templo.
Los cofrades de Jesús de Medinaceli van vestidos de color morado, zapatos y calcetines negros, guantes blancos y cordón amarillo con borlones en las puntas (rodeando el cuello por detrás, anudado delante en la cintura y circundando la misma, anudado nuevamente delante, dejándolo caer hasta el bajo de la túnica), y escapulario descubierto. En la procesión les acompañará este año la Agrupación Musical La Expiración, de Salamanca.
LA HISTORIA DE LA TALLA
La talla de Jesús de Medinaceli pertenece a la Escuela Sevillana, taller de Juan de Mesa o alguno de sus discípulos: Luis de la Peña o Francisco de Ocampo. Tallada en la primera mitad del siglo XVII en Sevilla, fue llevada por los Capuchinos a la plaza fuerte de Mehdía o Mámora (Marruecos) para culto de los soldados españoles.
En abril de 1681, cae prisionera de los musulmanes, que la arrastran por la calles de Mequinez, y la rescatan los Trinitarios, llegando a Madrid en el verano de 1682. Debido a diversos avatares históricos, la imagen ha recorrido varias iglesias de Madrid y durante la Guerra Civil fue trasladada a Valencia, Cataluña y Francia, para terminar en Ginebra (Suiza), participando juntamente con todo el tesoro artístico español, en una gran exposición de arte en el Palacio de la Sociedad de Naciones.
Terminada la contienda española regresó a su iglesia de la basílica de la calle Jesús, donde es venerada por numerosas personas, entre ellas la Casa Real. Uno de sus miembros acude cada primer viernes de marzo, día grande de la basílica, así como miles de devotos, a rendirle culto.